En el blog de Francesc Robert Ribes procuro no sólo plasmar recuerdos e impresiones, sino también ofrecer información útil para los que, como es mi caso, disfrutan saliendo de ruta en bicicleta por los lugares más sorprendentes y adecuados para ello.
Entre todos estos lugares, merece mención especial la ruta del Rin: cerca de 1.000 kilómetros de distancia que se puede hacer por zonas o por etapas en las que el majestuoso río, de los más espectaculares y caudalosos de Europa, nos trae paisajes de excepción como los de sus colinas escarpadas repletas de viñedos o las de ciudades con encanto regional centroeuropeo.
A continuación, os detallo una de las zonas más accesibles e impresionantes, la que comprende la ruta de los castillos: desde Coblenza a Maguncia, discurriendo toda ella por el oeste de Alemania.
Imagen: francescrobertribes.com
Qué ver desde Coblenza a Maguncia en bicicleta
La ruta propuesta comienza desde la ciudad de Coblenza, un encantador municipio cuyo tamaño no corresponde con la grandeza de su entorno, hasta Maguncia, la histórica ciudad donde Gutenberg desarrolló la imprenta.
Son solo 5 horas y media de recorrido lineal, pero que se nos puede alargar fácilmente hasta completar una o dos jornadas con desvíos muy recomendados entre ciudades y entre parajes de gran belleza. 91,5 kilómetros de distancia con una altura máxima de 442 metros y una mínima de 393, fácilmente alterables si decidimos atrevernos con alguna de las montañas que nos acompañarán a nuestro lado durante todo el recorrido.
Coblenza
Nuestro punto de partida tiene como nombre la traducción de “confluencia”, ya que es en este punto donde el río Mosel se une al Rin, formando un paraje excepcional culminado con la monumental “Deutsches Eck” (esquina alemana): una construcción en ambas orillas de los dos ríos donde se conmemora la unión del pueblo alemán en todas sus etapas (siendo la última la de la reunificación).
St. Goar
La siguiente parada obligatoria la encontramos en el coqueto pueblo de Sankt Goar: una estampa de las típicas construcciones medievales centroeuropeas ocupando apenas dos líneas de edificios junto al Rin, encajonado entre su orilla y los pies de la montaña adyacente.
Llegado a este punto, conviene que tras visitar su castillo en lo alto de la colina más próxima, olvidemos lo que nos dicta el GPS y crucemos el río a bordo de un ferry rumbo a Sankt Goarhausen, donde nos espera otro pueblo con enorme encanto y la mágica leyenda de Loreley, a descubrir entre el parque natural que bordea la zona.
Rüdesheim
Siguiendo en la orilla del parque natural de Loreley, donde nos esperan bosques milenarios propios de escenarios de película, nos encontramos con el que probablemente nos resulte el municipio con más encanto a las orillas de este río: Rüdesheim.
Sus callejuelas propias de un cuento medieval, nos llevarán hasta las laderas de una colina repleta de viñedos y culminadas por otro monumento unionista de magníficas proporciones, el Niederwalddenkmal.
De igual forma que hicimos en Sankt Goar, conviene tomar un ferry hacia la otra orilla para visitar la ciudad de Bingen y su castillo, aunque esta vez con un viaje de ida y vuelta para poder abordar nuestra última parada desde Wiesbaden, la capital de la región de Hesse y afamada ciudad balneario
Mainz
Viniendo desde Wiesbaden, abordamos la bella ciudad de Maguncia desde el imponente puente de Theodor-Heuss, donde a la otra orilla nos espera una hermosísima catedral de tonos rojizos, los restos de una ciudadela rodeada de verde, mercados tradicionales, iglesias monumentales (la de San Esteban cuenta con unas vidrieras en tonos azules únicas) y una actividad universitaria desbordante y llena de vida: el lugar perfecto para culminar un viaje seguramente inolvidable.