Un testamento no es algo en lo que pensemos habitualmente. Todo lo relacionado con la muerte puede causar reticencias, pero es un documento útil y casi necesario. Nada como abogados herencias Móstoles para recibir un asesoramiento acertado sobre los beneficios de plasmar por escrito nuestras últimas voluntades.
Solo un testamento garantiza que nuestros bienes se repartirán tal y como deseamos tras nuestro fallecimiento. De nada sirve una palabra dada a uno de nuestros herederos, si no hay testamento la herencia se repartirá entre los herederos siguiendo estrictamente lo marcado por la ley.
Pero además, es la mejor manera de evitar rencillas a la hora del reparto de la herencia. Todos conocemos casos de hermanos que han dejado de hablarse tras enfrentarse en el reparto de los bienes de sus progenitores. Si todo queda plasmado en el testamento no habrá discusión posible.
Y aún hay otra ventaja. Si de verdad apreciamos a nuestros herederos, un testamento les evitará tener que realizar engorrosos trámites antes de proceder a la partición de la herencia. Trámites como la declaración de herederos.
Si aún quedan dudas, consultar a abogados de herencias Móstoles es la mejor forma de ver las ventajas que para nosotros y para nuestros herederos tiene la redacción de un testamento.
Un trámite muy sencillo
La redacción de un testamento es un trámite rápido y sencillo si uno no quiere introducir aspectos en el reparto demasiado específicos o complicados. Basta con acudir con el DNI a un notario. Él se encargará de redactarlo conforme a nuestros deseos y respetando siempre lo establecido por la ley en cuanto a los herederos y la denominada “legítima”.
Este es el denominado “testamento abierto”. Pero hay otras fórmulas. También se puede hacer un “testamento cerrado”, es decir, el documento se redacta y se entrega en sobre cerrado al notario, que procederá a su lectura tras nuestro fallecimiento. Si se elige esta fórmula lo mejor es acudir a abogados de herencias en Móstoles, ya que un error en su redacción podría invalidarlo.
Aún queda una tercera fórmula, es el “testamento ológrafo”, un documento escrito de puño y letra que guardamos nosotros o una persona de nuestra confianza hasta que fallezcamos. Pero, como en el caso del testamento cerrado, conviene tener asistencia profesional para que esté redactado conforme a ley.
Sea cual sea la fórmula elegida, lo realmente importante es que hacer un testamento es muy sencillo, rápido y evitará muchos problemas futuros a nuestros herederos.